Cuenta la leyenda griega que Narciso era un hombre muy guapo, bello y que todas las mujeres suspiraban por él. La ninfa Eco, fue castigada por Hera la gran diosa, a no tener voz el resto de su vida, solamente podía repetir la última palabra. Eco, también se enamoró de Narciso y cuando éste le pidió que le dijera dónde se encontraba Eco exclamó: «Aquí, aquí, aquí» pero él la rechazó. Eco se ocultó en una cueva donde murió de pena.
Los dioses, que eran justicieros, hicieron que Narciso se enamorara de su propio reflejo en un estanque, y en su pasión por sí mismo, calló al agua y se ahogó. En la orilla salieron unas flores que recibieron el nombre de narcisos.
Los «guapos»» siempre han sido motivo de bromas satíricas. Carlos Arniches, en los años 20 /30, del siglo pasado, en su obra: «Me cachis que guapo soy» lo dice todo en su título…, sin palabras.
Pero no hace falta irse tan lejos, Hombres G,, ese grupo musical de los años ’80 (también del siglo pasado), tenía una canción con el título: «Me duele la cara de ser tan guapo» ¿Y por qué será?
A veces, la «guapura y la inteligencia» no son demasiado compatibles, sinó a las pruebas me remito.
2 comentarios