Formas.

En los últimos tiempos soy asidua visitante de la Seguridad Social. Es lo que tiene tener una enfermedad auto-inmune que unas veces da la cara de una manera y otras, no. No puedo quejarme (en general) del trato personal de los equipos sanitarios, son amables, eficientes y, a veces, resolutivos, demasiado resolutivos.

Que te «manden» a casa sin un apósito: «Apriete aquí y ya está» cuando tienes la mano llena de sangre porque tardas en coagular…, o esa forma de decir «es que te habrás movido» (cuando estabas dormitando), esperando que cambiaran el siguiente frasco de medicación…, O esa costumbre de hablar muy fuerte…En una ocasión tuve que decirle a una enférmela «No me grite, que no soy sorda», porque dan por hecho que si gritan, lo entiendes mejor. (Eso pasa también con los extranjeros)

Pero realmente, es una suerte tener la S. Social. Creo que eso lo puso en funcionamiento Francisco. Franco. Pues habrá que darle las gracias, porque si no lo necesitas, pues está muy bien, pero cuando escuchas, lees y ves que en otros países como EE.UU. pueden o tienen que pagar las facturas médicas y que llegan a arruinase…, Como decía mi amiga: «se te abren las carnes»