Una película de vaqueros.

Desde niña siempre me he fijado en las películas, tanto de aventuras como de vaqueros y siempre me hacía las mismas preguntas: ¿Cómo los héroes no se hacen daño aunque les golpeen? cuando caen por una escalera o algún sitio alto ¿no cojean o se resienten? cuando huyen de un peligro ¿cómo aparecen afeitados, con ropas limpias planchadas y muy bien peinados si no llevaban maletas? Para mí era impensable que lo dejaran todo atrás, como si no les importara nada.

En el lejano Oeste aquellas mujeres y hombres, pioneras embarcados en una aventura de colonizar otras tierras, merecen su mérito pero me sigue «chirriando» la estética de ellas: Tan delicadas, tan bien peinadas que no se les despeina ni un mechón, tan maquilladas, con esos vestidos largos de varias enaguas ¿Dónde se quedaron los trabajos de patchworrk para aprovechar los que se quedaban antiguos o se rompían? Tan lindas sin una mancha, roto o zurcido. Eran admirables

Ya sé, las heroínas no se despeinan, ni se ensucian, ni tienen hambre, pero resulta tan idílico y absurdo que mientras los hombres resultaran rudos y zafios, ellas permanezcan como la imagen de la «feminidad y la elegancia» cuando deberían tendrían que hacer frente a trabajos duros y sacando los hijos adelante para que se acostumbraran a la dureza del medio en el que vivían.

Está claro, no se pueden ver películas con ojo crítico.

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De tinteroypincel

Me gusta la Naturaleza, la literatura, el dibujo, la pintura y los niños. Estar con mis amigos y contar historias, reír y hacer un pocos más fácil la vida a los demás.

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