Se considera una palabra «en desuso» pero en el Pirinéo hay muchos esconjuraderos para proteger de las tormentas, de los malos espíritus y de los peligros que puedan suceder. Se encuentran en los puntos más altos de las poblaciones, en lugares aislados y orientados a los cuatro vientos. Son construcciones en forma de piedra, sin laterales a los lados y protegidos, o rematados, por una cruz.
Esta tierra sabe mucho de tormentas, de espíritus o brujas malignas, de las enfermedades del ganado (sustento de los montañeses), aislados durante los fríos del inviernos y que no han contado hasta hace poco con desplazamientos apropiados al valle para buscar medicinas o solución a los problemas.
Ayer estuve en el Esconjuradero de Guaso, un pequeño pueblo del Pininéo aragonés que todavía conserva uno. Algún «inteligente» le quitó la cruz que lo corona. Allí, cerca de L’Ainsa, subiendo hasta el último punto. La vista es increíble, La cordillera con sus nieves, los valles verdes, el curso del río Ara…, y el viento como compañero en nuestro camino.
(Si alguien tiene duda de la palabra se forma con: ES- prefijo de negación, CONJURAR, invocar a los espíritus para evitar un daño: DERO, sufijo de masculino singular).

No conocía esta palabra, muchas gracias por darla a conocer. No dudo que el paisaje de Huesca es maravilloso. Gracias, amiga.