En mi vida laboral me he encontrado con muchas personas diferentes que se enfrentan a los retos de las tareas de manera distinta. Están los que prueban, solo con su intuición para ver qué sale, los que se documentan, los que piden ayuda y los que «escurren el bulto». (expresión muy clara para no hacer nada). Pero me doy cuenta de que en la vida no-laboral pasa exactamente igual.
Siempre me he caracterizado por tratar de hacer las cosas bien (en la medida de mis posibilidades. Claro que si debo cargar con pesos que exceden mis fuerzas, pido ayuda, no son Sansón), pero procuro poner de mi parte para que las cosas funcionen. Preparar regalos, preparar menús «sorpresa» ir a comprar cosas que se nos olvidan y que a nadie le apetece…¿porque no tienen glamour?
Recuerdo que cuando trabajaba, unas compañeras que debían hacer un trabajo. La una le comentó a la otra: «nos hacemos las tontas para que otros nos ayuden y así ya estará hecho».
Veo que muchas veces, mientras unos corren para hacer las tareas, buscar, comprar, preparar, ordenar, etc., hay otros que se comportan como cigarras y esperan que lo hagan por ellos, porque claro está, «ellos no saben».
Tintero y pincel 
Cuánta verdad expresas en pocas líneas. Estoy de acuerdo, hay gente que tiene mucha cara, como se dice. Y sí, es cierto que nos rodean muchas personas tal como las describes. Te mando mi abrazo. Y te felicito por ese dibujo.
Es admirable que mantengas el compromiso de hacer las cosas bien y con voluntad, incluso en los pequeños detalles del día a día. Sin duda, ese esfuerzo habla de una generosidad genuina, algo que no siempre se encuentra. ¡Qué bueno sería que todos aportáramos nuestro granito de arena en lugar de esperar a que otros lo hagan!
Un abrazo🌷