La yaya (término cariñoso que se aplica a las abuelas en todo el Reino de Aragón, España) era una persona vital. Había vivido una época difícil (dos guerras mundiales, una guerra civil, una posguerra…) pero siempre veía el vaso medio lleno o «por la mitad».
Cuando llegó a octogenaria (ochenta añitos), la llamamos por teléfono.
¡Yaya, feliz cumpleaños!
«¡Ay hijas, empiezo a ser una persona mayor! (nos reímos ante el comentario) .»No, no os riáis que lo soy, que tengo muchos años». Como seguíamos riéndonos se empezó a mosquear. «De verdad, no lo toméis a broma»
Yaya, ¿por qué dices que eres una persona mayor?
«Porque cuando subo al autobús, me dejan el asiento»-
Esa era «la yaya». Genio y figura.
Qué bonito texto! Que me hizo recordar a mis yayas, y aquellos tiempos en que los señores se levantaban de su asiento para ofrecértelo… Me entra nostalgia al contemplar lo que perdemos. Gracias amiga. Me encantan esos colores… Besos.
Explosión de colores, como la yaya, era supervisar
Que yayas maravillosas!
Besos de domingo, Maria!
Re alimente increíbles. Besos para toda tu semana. 😀😀
Las yayas😊majas ellas sí (yo me llevé mejor con el yayo😂😂😂). Me encanta tu pintura. Besos
Siempre elegimos aunó o a otro…, besos.
Bellísima pintura. Y entrañable texto.
Un abarzo.
Ella era entrañable. Besos.
¡¡Grande, tu yaya!!
Si, tenía sentido del humor.