Cuando las personas se querían recoger y que nadie las molestara en sus meditaciones se retiraban a una ermita, cenobio o monasterio.
Ahí está el de S. Úrbez, uno de los más antiguos del Reino de Aragón, protegido por una enorme roca que le hace de techo.
Sorprenden nuevamente las forman de las rocas que hacen encajes por la fuerza del agua y la «paciencia». También se encuentra en el Cañón de Añisclo.
Precioso! Yo he crecido en un cenobio por ello sé de lo que hablas. Una maravilla el lugar que nos muestras. Besos y Felices Pascuas!
Gracias, un abrazo.