Ya no aplaudimos.

Todo cambia con los días. Esta semana ha sido muy complicada para mi por motivos familiares y no he tenido conciencia de cuándo dejamos de aplaudir.

Estas semana atrás las sirenas de las ambulancias, de protección civil, las de los coches de policías (local, nacional, autonómica e incluso la guardia civil) sonaban  a las 8 de la tarde por nuestras calles animando a todos aquellos que nos hacían la vida más fácil pero ahora solo hay silencio…FullSizeRender

¿Es que ha sido una orden superior…, es que nos hemos cansado… (la novedad ya estaba gastada en esta sociedad donde se valora solo lo nuevo) o es que mi situación personal me hizo ignorar qué pasaba?

Nuestros muertos no resucitarán por los aplausos ni por las sirenas pero es muy triste que ahora «ya no pase nada, como ahora empezamos a salir a la calle…», que se olvide a esas personas que nos sonreían, que compartían con nosotros los momentos irrepetible, es muy triste. Manolo, Amparo, todos vosotros seguiréis vivos en nuestro recuerdo.

 

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De tinteroypincel

Me gusta la Naturaleza, la literatura, el dibujo, la pintura y los niños. Estar con mis amigos y contar historias, reír y hacer un pocos más fácil la vida a los demás.

5 comments

  1. Lo que quiero decir es que, como sucede con las adicciones, a medida que pasa el tiempo, los humanos necesitamos más cantidad para obtener el mismo resultado.

    Y en este caso, parece que nos hemos acostumbrado a todo esto, incluso siendo tan extremadamente grave, y a que los profesionales siguen teniendo que lidiar con ello cada día.

  2. Yo tampoco entiendo cómo hemos dejado de practicar un gesto con tanta carga simbólica. En mi calle progresivamente hemos ido saliendo menos gente. Hoy minoría casi anecdótica. Comprendo lo del síndrome de tolerancia, el cansancio, el que mucha gente está ahora en la calle a esa hora… pero el esfuerzo por controlar esta extraordinaria crisis sigue igual por parte de quienes han estado en primera línea desde el primer día. He leído que alguien proponía una convocatoria general que señalara una tarde concreta de aplausos como un «fin de traca», aunque la pandemia aún no estuviera superada, al menos para no dejar languidecer, como tú bien dices de forma tan triste, ese gesto que tanto nos unió en principio…

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