Los que vivimos en la España interior siempre añoramos el mar, quizás lo tengamos mitificado, pero lo añoramos. Esos pareos descalzos por la orilla dejando que la brisa nos revuelva el pelo, esa humedad salina que lo envuelve todo…
Claro, somos románticos porque no trabajamos en él ni como pescadores ni en las lonjas con la humedad (y el olor), ni tenemos que luchar con los inconvenientes de su clima, porque casi siempre vamos de vacaciones…, eso es mejor que estar trabajando sin poder pasear por la playa o darse un pequeño baño…
Recuerdo un viaje a Canarias, la muchacha del hotel se quejaba de que siempre iba mal peinada y se sorprendía de que los viajeros, la mayoría peninsulares, pasaran mucho rato mirando al mar…, «y no hacen nada, solo mirarlo…, ¿por qué lo miran si siempre es igual»? Cómo explicarle que no es igual, que las corrientes se diferencian por su color más o menos intenso, que ese mar «turquesa» es porque hay un banco de arena muy próximo, que el color del cielo modifica el del mar…
Claro ella estaba trabajando.
Qué hermoso lo que dices del mar, así es, los que vivimos tierra adentro, cuando lo visitamos no dejamos de mirarlo, de admirarlo, de contemplar su inmensa belleza. Muy buen trabajo, amiga. Preciosa acuarela. Hermoso mensaje. Mi abrazo y cariño.
Muchas gracias, eres un amor. Un abrazo.