Entre las tribus indias de Norte America, hay una cita cheyenne que dice «que nadie conoce a nadie hasta que no ha caminado diez lunas con sus mocasines».
Muchas veces creemos conocer a alguien porque hemos coincidido con el, pero cómo dice el refrán ¿dónde le aprieta el zapato? Esas tribus que desde nuestra prepotencia occidental consideramos «primitivas» nos demuestran claramente que hay que ponerse en el lugar del otro, vivir sus miedos, problemas, ilusiones, deseos, para realmente llegar a conocerlo.
Ahora es raro que nos dejemos conocer, cuidamos nuestra privacidad y procuramos tener una imagen pública que no siempre coincide con nuestra imagen real, con nuestra esencia. ¿ con quien estaríamos dispuestos a compartir nuestros zapatos para que caminaran con ellos? No veo clara la respuesta, pero se admiten sugerencias….
Normalmente compartimos los zapatos de salir, pero las zapatillas de casa no se las dejamos a nadie.
Estoy de acuerdo, la imagen que damos, esa sí que la podemos compartir, pero la que realmente somos, esa es mucho más privada incluso para los más allegados.
¡Hola! La respuesta que te ha dado Ana, ha sido más que perfecta. Me gustan tus reflexiones realizadas a partir de un boceto artístico, ¡muy original! 😉 un saludito
Gracias. Me gusta tu blog y creo que tenemos mucho camino por recorrer…, en todos los sentidos.