Para nuestros amigos caribeños esto no tiene importancia e incluso para los que viven en la costa, pero cuando se vive en el interior, la mínima que hay en tu ciudad es de 2 grados y la máxima de 8, (grados Celsius, claro) el poder irte a la playa, aunque sea para tener 11 y 19 grados es una oportunidad de huir del frío.
Respirar el aire con yodo, que la temperatura sea un poco más amable y poder notar que el sol no sólo te alumbra sino que también te calienta…, eso es un privilegio. Sobre todo porque es un cambio en la vida diaria.
Seran pocos días, pero lo estoy celebrando ya, así que quizas falte a la cita con el blog (nunca se sabe como funcionan las wifi de los hoteles) pero prometo aprovechar y traer pinturas, dibujos o fotos. Seguro que, además, habrá anécdotas para comentar porque el estar en sitios diferentes da «mucho juego».
¡Hasta muy pronto!
Disfruta de la playa, yo siempre que vuelvo a casa, procuro ir a la playa. Me encanta sentir la arena y las olas en mis pies…
Saludos!!!
Lo intentare con todas mis fuerzas. Un abrazo.
Pensado más en el estar en ella, cuando quiera que sea el regreso -largo tiempo disponible sea-, todo el mejor resultado es cuanto te deseo. Felices días, que el tiempo te sea muy propicio. Saludos.
Gracias por el buen deseo. Hasta pronto.
Hasta la vuelta, pues!
Ya casi estoy de vuelta…
¡Estupendo!
Ya iré contando…
Que pases unos días estupendos. Disfruta a tope.
Un fuerte abrazo
Cristina
Ya casi estoy haciendo la maleta para volver…, pero ¡qué me quiten lo bailado! Un abrazo.