Me sorprendió la expresión. Estabamos hablando de nuestra infancia otra amiga y yo. Y me soltó: » yo crecí en un campo de ortigas». Siempre pensé que su infancia había sido feliz, siendo la pequeña de una gran familia numerosa muy unida, con tías que vivían en la misma casa, que la cuidaban y mimaban…
Pero continuó diciendo: «Sabes que en casa estaban también las hermanas de mi madre. Una de ellas lo sabia hacer todo muy bien, pero de verdad. Así que cuando llegabas contenta porque habías hecho algo bastante bien, siempre te escuchabas: » esta bien, pero realmente bien, perfecto, el de tu tía…», eso no era un estímulo, era casi una derrota para tu autoestima infantil».
«La otra tía era diferente, ahora pienso que quizas estaba envidiosa de sus hermanas, de una porque se había casado y de la otra porque no podía sacarle faltas a nada de lo que hiciera. Esta siempre esperaba a que hicieras cualquier comentario del colegio, de que te habías sabido la lección o que habías saltado mucho, o… Entonces escuchabas su frase lapidaria: «hombre tu, ¡como no!»
«A veces pienso que aquello me hizo dura y fuerte, exigente conmigo y con los demás, perfeccionista…,pero ¡casi normal!»…, eso piensa mi amiga…
¡Cuánto daño podemos hacer a los niños con nuestros comentarios! Que importante es ayudarles a crecer con seguridad y felicitarles por sus logros, porque se esfuerzan, porque lo intentan… Que no puedan decir como mi amiga, que crecieron en un campo de ortigas.
No es la primera vez que alguna de tus entradas me hacen parar a reflexionar. ¡¡Gracias, amiga, por hacerme ver con que facilidad podemos condicionar a un niño!!
Es que con estas cosas…, todos aprendemos. Un abrazo.
No me extraña que se sintiera fatal, las comparaciones siempre son odiosas y como bien dices se puede hacer mucho daño según con qué comentarios. Buen mensaje a tener en cuenta por todos. Un saludo 🙂
Gracias amiga. Un abrazo.
Hola !!!y tanto daño que se puede hacer a un niño,y de mayores si no estan curadas las heridas rebotan en nuestra forma de ser ,por eso es tan importante darles el respeto que se merecen y sobre todo amor,gracias y Un Abrazo… feliz vida
Feliz «día a día» porque así tenemos tiempo de reparar lo que hicimos inadecuadamente.
Pues tu amiga debe ser parte de mi familia. No recuerdo, en lo personal, un solo gesto de aprecio por algo que haya hecho de niño; sólo parecía ser apto para las críticas y la burla. Salir de eso duele y cuesta mucho trabajo; pero puede hacerse. De todos modos, siempre queda algo de eso en el fondo del corazón, siempre hay un poquito de temor a la crítica.
Un abrazo.
Y una gran capacidad de superación. Un abrazo.