Nos dejó José María, un hombre de paz. No, no se trata del típico ¡Qué bueno era! sino de una realidad.
Siempre discreto, en la sombra, sin hacer ruido. Sus compañeros de trabajo (pese a que llevaba varios años jubilado) le recordaban porque era de esas personas que dejan huella, la mayoría acudieron a su entierro.
En la empresa tenían por costumbre hacer un regalo a aquellos que se casaban, tenían un hijo, etc., para ello recogían dinero. En una ocasión le comentó al jefe. ¿por qué siempre me toca hacerlo a mi? «Porque nadie se puede negar, ya que siempre les haces algún favor , les ayudas, les escuchas…».
Ese era él. Descanse en paz.
Me parece precioso el recuerdo que tienes de él.
Siento mucho la pérdida de una persona de tanta calidad.
Un abrazo!
Gracias Anita, los muertos viven en el recuerdo de los vivo, ya sabes. Un abrazo.
D.e.p.
gracias.
Seguro que será majísimo para que tu le dediques estas palabras. Que descanse en paz y lo mejor: deja un buen recuerdo, que creo es al final lo mas importante, no crees?. Un fuerte abrazo.
Totalmente de acuerdo. Besos