Pongo la televisión. Veo un programa de esos para «entretener a la audiencia». Un programa que cuenta los dimes y diretes, los trapos sucios y otras lindezas sobre el personal.
Esos programas que no son de calidad informativa pero que hacen aumentar la audiencia y la cotización de los anuncios. Quizás si hablaran sobre la Era Cuaternaria, las placas tectónicas o la música de cámara no tendrían tantos seguidores.
Está en pantalla una famosilla que se pasea por los platós de televisión contando sus penas, sus amores y sus disgustos. Para ella todo vale con tal de que la cadena de televisión la contrate para que hable, porque será verdad o no, pero ella habla. Así crea la duda , el posible rumor o la exclusiva para alguna revista.
¿Que ha hecho esa persona en su vida para expresar su opinión sobre todo como si fuera un gran gurú? Y ahora nos amenaza con que «si no quieren que esté aquí, pues me iré del programa y de la televisión».
Y, ¿de que va a vivir? ¿Trabajando, de qué? Seguramente el sueldo no será tan sustancioso, ni el horario tan flexible, ni llevará modelitos especiales, pero quizás demuestre sus talentos.
Me hiciste recordar la época en la que mi visitaba a mi madre por las tardes y siempre había un programa de esos en su TV. Asquerosamente estúpidos. Después la gente me pregunta porqué hace seis años que no tengo ni siquiera el aparato de TV ¡Es tan saludable no tener uno!
Un abrazo.
A veces, lo que se ve es tele-basura porque los programas carecen de calidad. Un abrazo.