Vivimos en una sociedad donde todos queremos ser algo o alguien, «el hermano de…, «yo conozco a…, yo estoy en…, es decir, necesitamos el resplandor o los méritos de aquellos que tienen alguna relación con nosotros y que nos pueden dar prestigio.
Por otro lado, cuando en el mundo sanitario nos diagnostican algún tipo de enfermedad tenemos la necesidad, casi la obligación, de contarlo, sobre todo, si es poco frecuente, (nadie dice «es que tengo gripe»)
«Yo es que tengo una enfermedad auto-inmune», «yo, como me diagnosticaron una depresión, pues…». «Fue un caso de estudio, uno entre 15.000». Eso nos da un halo de importancia ¿Importancia? o una justificación a nuestros comportamientos. Dan ganas de decir «pues sí que eres raro»
¡Qué peligro tienen las etiquetas! Nos sirven para justificar lo injustificable en nuestros comportamientos, o para darnos importancia, o para llamar la atención, o para no hacernos
responsables de nuestros actos.
¿Tan difícil es ir con las manos vacías de recomendaciones?
Tal y como está nuestra sociedad en estos momentos, creo que es bastante difícil encontrar a alguien que vaya con las manos vacías y consiga algo.
Un besazo, María.
Es cierto, las influencias, los «padrinos» y los «enchufes» están por todas partes. Otro besazo para ti.
Vivimos en un mundo muy superficial, coincido con tus apreciaciones de etiquetas y presunciones… Es lo que nos rodea, amiga.
Me gusta el dibujo de las manos. Mi abrazo.
Gracias Julie, es cierto que nos tocan tiempos inciertos…, aquí, el que no se bautiza…. besos.
Aplaudo tu postura, Tintero; hoy todos quieren «ser» de una u otra manera. Si no «soy» por medio de algo que me destaca, «soy» por interpósita persona. Una pena y una desgracia.
Un abrazo.
Es el resultado de tanto culto a la imagen que está cada vez más difundido. Un abrazo.
Etiquetas hay de todo tipo, están las autoimpuestas y las que otros vienen y nos ponen, en ambos casos no convienen encarcelan el espíritu. Que gusto leerte
Saludos 🙂
Muchas gracias por comentar. Eres muy amable con tus opiniones. Saludos.
Llevo mucho tiempo, demasiado, pensando igual y exactamente, en lo que expones tan sencillamente, aquí.
Mi edad ya me permite decir cosas sin que nadie se enfade por eso te hablaré de que tengo un amigo que cuando me lo encuentro me da miedo saludarlo con el típico … ¿Holaquetalcomoestás? y ¿sabes por qué? … porque me lo cuenta.
Feliz SS
Bienvenido otra vez. Gracias por comentar, tienes razón, el problema de algunas personas es que tú les preguntas por cortesía y ellos de «sueltan todo» lo que les pasa. Un saludo.