Cuando las empleadas del hogar llevaban cofia y delantal siempre eran observadas para que hicieran bien su trabajo. Como dice la zarzuela «La Gran Vía» : «pobre chica la que tiene que servir…» o en otro momento su «interés» le recomiendan: «aprende a sisar, aprende a sisar, aprende a sisar…».
Tengo una anécdota muy curiosa de hace varios años. Mi hermana mayor, que me lleva bastantes años, ya estaba casada y vivía en otra ciudad. Un día me pidió que le bajara a comprar algo de embutido. La tendera me dio unas monedas de más con los cambios y me guiñó el ojo. Pensó que yo era la empleada de la casa.
Pero lo más frecuente es que sean los niños los que los «pillemos» en una mentira, o travesura. Cuando alguno de mis hijos se comía algún lamín siempre les preguntaba, ¿Cuántos lamines, golosinas, etc. te has comido?
Siempre daba mejor resultado que preguntar ¿Quién se ha comido…? Era más efectivo.
Un bonito dibujo para el recuerdo… Besos.
Tienes razón, para el recuerdo. Un beso.