Me sorprende ver cómo el paso del tiempo perjudica a algunas casas en los pueblos pequeños donde las personas las abandonaron, la ciudad y sus «cantos de sirena del progreso» o el afán por una vida mejor fueron los motivos.
Son casa antiguas, que seguramente tienen más de siglo y medio sobre sus muros gruesos, pequeñas huertas para el consumo familiar, el corral… Las puertas desvencijadas han perdido su capacidad de abrirse a la «vida familiar» o de cerrarla a la indiscreción ajena…
Son casas sin calefacción ni aire acondicionado (sus muros las protegían del frío y/o del calor) ni agua caliente, ni muchas otras cosas que hoy nos parecen imprescindibles pero son casas que respetan la orografía del terreno y las necesidades de aquellas personas que las habitaron y que tuvieron ilusiones y sueños.
Volver al pueblo para revivir los juegos de niños, la tertulia en el bar o sentados a «la fresca» para no olvidar de dónde procedemos o cuales son nuestras raíces siempre es un remanso de serenidad.
Me encanta esta obra de arte, volver al pueblo para revivir el tiempo pasado… tantos pueblos vacíos… Y tantas casas cayéndose… Te felicito, amiga. Besos.
Gracias amiga, tenemos tiempos convulsos y no se valoran muchas cosas por considerarlas anticuadas. Un abrazo.