Estoy leyendo el libro «El infinito en un junco» de la autora Irene Vallejo y tiene la sinceridad de contar como en sus años adolescentes se sintió como una persona diferente, distinta al grupo, «un bicho raro». Hace falta mucha valentía para contarlo.
A veces, los adultos consideramos que la infancia es un oasis de calma, de ausencia de problemas o tensiones. Pero la realidad no es así. Si no eres «uno en la masa sin sobresalir y siguiendo los cánones y reglas de grupo» pueden hacerte la vida imposible. Sentirse diferente en un colectivo es muy duro.
Siempre está el líder-matón que organiza las persecuciones a los más débiles y sus acólitos que le siguen, no por maldad, sino por cobardía, porque temen que el jefe la «tome con ellos» y sean perseguidos a su vez…, los que no defienden a los perseguidos mirando a otro lado.., a los diferentes…, a aquellos que no se conforman con «el cinco pelón…, »
Porque el matón no destaca en conocimientos o técnicas de estudio y siempre tiene celos de los que son más brillantes que él.
No conozco este libro pero no dudo que será interesante leerlo. Gracias por la referencia. Me encanta la imagen que pusiste, no dudo que creada por ti. En cuanto a lo que expresas muy de acuerdo contigo, ser diferente no es gratis. Que pases un lindo día y comiences un año nuevo con mucha alegría. Mi abrazo navideño.
Vosotras también. Un abrazo.