Todo el mundo habla de los indicadores que nos conducen a una crisis económica y social que son muy alarmantes. Todos están de acuerdo en que los despidos, los ERTE, el bloqueo de las oficinas del SEPE que no consigue dar una respuesta adecuada en tiempo y forma, el Paro y toda una terminología que muchos ignorábamos y que a fuerza de lamentable actualidad, la vamos aprendiendo…, se está metiendo en nuestro día a día.
Pero es que detrás de toda esa palabrería hay personas. Personas que se quedan en precario sin saber cómo van a poder salir adelante. Familias a las que se les ha acabado ese «colchón económico» para hacer frente a los estudios de los hijos, la compra de un coche necesario, una odontología urgente, la compra de los libros del próximo curso, unas vacaciones sin lujos o incluso la compra de la comida diaria.
No soy economista ni político pero las cosas pintan muy mal para este país que ha inflado su estructura «no productiva» hasta límites insospechados y que no creo que vaya a cambiar de estrategia salvo que organismos supranacionales le obliguen.
Los británicos dicen «Dios salve a la reina», nosotros deberíamos decir «Dios salve a España, este país que casi casi está en bancarrota».
Totalmente de acuerdo contigo… Empezamos tiempos difíciles a todos los niveles. Feliz miércoles, amiga.
Un abrazo.