Ahora dicen que podemos volver a viajar, pero ahora, que la economía no está demasiado exuberante, puede parecer una ironía. Nos estamos limitando a viajes de «fin de semana» para visitar a la familia y poco más.
Lejos quedaron esos viajes que cruzábamos al otro lado del mundo y recorríamos lugares exóticos. Por motivos de trabajo, he recorrido algunos de ellos, unos lo consideraban un premio (ver otras costumbres, otros paisajes, otros climas…) y otros lo consideran un castigo porque hay que ir con la maleta a todas partes… Eso depende de la cantidad de efectos personales que necesitaras llevar…
Yo me considero afortunada de esa oportunidad que he tenido y de la que surgen anécdotas: El frío que pasamos en Venecia en el mes de enero…, cuando algunas compañeras se cayeron en la Fontana de Trevi en Roma, (era mayo), cuando nos «mandaron callar» en Oxford porque hablábamos muy alto…, cuando el barquito se paró en pleno Amazonas…,etc. Supongo que porque nunca me vi en riesgo extremo. Ha sido una suerte.

Ya nada será como antes, amiga, pero lo que has vivido no te lo quitará nadie. Y nos sirve para recordar, para saber que hay otros mundos, para sentir tu identidad como la mayor fortuna… Me encantan tus reflexiones. Un fuerte abrazo.
Ya nada será como antes, amiga, pero lo que has vivido no te lo quitará nadie. Y nos sirve para recordar, para saber que hay otros mundos, para sentir tu identidad como la mayor fortuna… Me encantan tus reflexiones. Un fuerte abrazo.