Mi amiga me llama, me llama y me cuenta, me llama y me entretiene, me llama y me distrae. Es mi amiga, la escucho, la observo, le rebato, la reafirmo en su opinión. Creo que para eso estamos las amigas.
A veces, me da pena como las personas se aprovechan de otras personas con menos recursos emocionales. Como las manipulan, como las utilizan en su provecho porque esta claro que todos somos manipuladores, todos queremos «vender algo» , todos queremos convencer al que nos escucha, llamar su atención, llevarlo a nuestro terreno, pero en algunos, es tan descarado, que me apena por aquellos que los siguen y me enfado con aquellos que hacen de «falsos guías».
Tal vez alguien que este leyendo esto piense » igual que tu», pero yo no pretendo convencer a nadie, ni hacerme con una pleyade de seguidores, ni imponer mi opinión a nadie, yo sólo la cuento.
Las personas debemos tener nuestras opiniones, y vivir de acuerdo con ellas, eso se llama coherencia, hacer lo que se piensa aunque, a veces, resulte incómodo para el que lo hace o resulte políticamente incorrecto. Porque nos hemos acostumbrado a vivir en una sociedad donde la mentira, la simulación y el darse importancia es lo que más «mola».
Cualquiera puede declararse «manager en…» darse importancia y dar todo tipo de conferencias y clases magistrales. Si en la televisión triunfan personas de dudosa formación cultural cobrando mucho dinero, si cualquiera puede ser asesor de un famosillo o triunfador ocasional ¿por qué no puede la persona formada realmente formada tener acceso al éxito?
Muchas veces no lo hace por vergüenza, porque sabe que no va a ponerse delante de otras personas a hablar de todo y de todos, de lo divino y lo humano como sí tuviera la verdad absoluta, es decir, muchas veces, por coherencia. Supongo que otros no lo hacen aunque les gustaría porque carecen de contactos, que en el fondo se sienten un pocos frustrados por no estar en ese tren.
Sea como sea, sería bueno que tomáramos conciencia de como pretenden manipularnos cada día desde la televisión, los periódicos, las charlas de «opinion», los debates, etc., Aprender a escuchar a todos, a tomar distancia de lo que dicen y formar nuestro propio criterio. Tal vez si hacemos eso, muchos «vividores actuales» tendrían que empezar a pensar en trabajar en serio.