Cuando recorremos las ciudades españolas, ciudades que en la mayoría de los casos tienen más de mil quinientos años, nos encontramos que tenemos un montón de casas antiguas que han sido capaces de sobrevivir a la piqueta de los años de expansión urbanística.
Algunas de estas casas están restauradas y es un orgullo ver como sus blasones, piedras y hechuras nos hablan de pasados gloriosos. Otras no han tenido tanta suerte, en parte porque restaurar una casa antigua requiere mucho esfuerzo, dinero y cariño para mantener sus formas y hacer que tengan las comodidades que hoy en día todos queremos en nuestros hogares.
Cuando paseo por la ciudad me gusta ir mirándolas, normalmente están en calles estrechas, a veces en zonas no demasiado cuidadas, pero siempre alegra verlas. Dicen mucho de lo que la ciudad fue a lo largo de su historia.
Este dibujo lo hice en una pequeña población de Huesca, tiene pocos habitantes pero sus blasones se pueden observar en muchas casas. Así qué vamos a disfrutar de ellos.