De pequeña odiaba la hora de la siesta, esa hora en la que los mayores me obligaban a dormir después de comer cuando estaba de vacaciones…
Ahora que nadie me obliga ha hacerlo, me parece que es una de las costumbres más sanas que se han podido inventar. En los meses de calor y con la costumbre de comer a mediodía una buena cantidad de comida, la siesta no sólo es buena, es imprescindible.
¿quien se atreve a decir que después de comer algo contundente esta en condiciones de seguir rindiendo en cualquier actividad por muy ligera que sea? Incluso hay estudios médicos que reconocen la buena costumbre de reposar.
Esta claro, nuestros antepasados sabían lo que hacían y la siesta es un gran invento. Esta relacionada con el calor que hace en las horas centrales del día (a pocos se les ocurre pensar en acostarse la siesta en invierno) y desde luego, con 35 grados Celsius a la sombra, lo mejor que se puede hacer es buscar una sombra, beber algo fresco y relajarse.
¡feliz siesta!
A mi me ocurría lo mismo, era como un pequeño martirio de algunos días del verano.
Por supuesto resulta saludable, pero eso si, ajustándola a unos minutos (quince apróx.).
Quede mi saludo.
Gracias por tu comentario. Eres bienvenido.