Muchas personas que conozco llevan una agenda profesional o personal, es como una memoria externa que nos ayuda a planificar nuestro día a día. Apuntamos aquello que es importante y no queremos olvidar, las citas con profesionales (médicos, profesores de los hijos, etc.) y a veces, también apuntamos los objetivos que nos marcamos para la semana y el mes. Esto último, con menos frecuencia.
Soy de las que usa la agenda para todo eso y más, pongo colores según sea una cita, un cumpleaños o una tarea, pero sobre todo, me marco objetivos. Supongo que es consecuencia de mi vida laboral: tener objetivos personales para cumplir. Cuando no lo hago, tengo la sensación de que el tiempo lo he malgastado ¿que es lo que he hecho?
No me obsesiono con ellos pero me gusta cumplirlos, supongo que es cuestión de autodisciplina. También es cierto que si se quedan sin hacer por algún motivo (una visita inesperada, una necesidad urgente, estar muy cansada, salir con alguna amiga, etc.) tampoco me lo recrimino. Una cosa es querer conseguir metas y otra es dejar de vivir por conseguirlas. Primero siempre deben ser las personas y después, todo lo demás.