Tormentas

Este verano no nos libramos de la tormenta diaria (o casi diaria). Así que hay una tarea pendiente, enseñar a la pequeña a no tener miedo de ellas.

Realmente en la montaña las tormentas muestran toda su potencia, sus relámpagos se ven más cerca, los truenos suenan más potentes como si estuvieran a tu lado y las montañas repiten el eco, ampliandolo, multiplicandolo, mostrándonos lo pequeños que somos y lo indefensos que estamos.

Hay que tener mucha templanza para  «aguantar el tipo» . Pero sin perderles el respeto, lo que no podemos hacer es asustarnos y meternos bajo las mantas, escondernos.

Hay que saber admirar la belleza de la Naturaleza con toda su furia, porque a veces, la Naturaleza es más madrastra que madre. El pedrisco (granizo de gran tamaño) que asola los cultivos produciendo perdidas millonarias y acabando con el trabajo de todo un año…,  o con la cosecha…, o con los rebaños de ovejas que se vieron sorprendidas por ella y no llegaron al aprisco produciéndoles heridas e incluso la muerte…

En la playa también es impresionante ver como el mar cambia de color, el cielo se junta con el agua en un color gris plomo y todo se vuelve oscuro.

Con la pequeña jugamos a calcular donde esta la tormenta contando desde que vemos el relámpago hasta que oímos el trueno, así , jugando jugando, le hacemos ver que esta muy lejos, que los de tal localidad se estarán mojando mucho porque la tienen encima… Era el sistema que utilizo mi padre para quitarme el miedo a mi y realmente funciona.