Lo dice el refrán, » al ave de paso, cañazo» y ha sido un comportamiento muy generalizado, al forastero, al extraño…, a ese se le cobra más o se le sirve peor. Pero no quiero seguir con los refranes aunque reconozco que este viene al pelo por la anécdota que voy a contar. He salido «de escapada o puente» disfrutando de todo lo que se me presenta pero eso no quiere decir que mi sentido analitico no siga conmigo…
Viaje en tren, algo muy común, y como habíamos salido por la mañana temprano me acerque a la cafetería a tomar un «café con leche». Un conocido mío, que trabaja en la hostelería, dice que si sirves el alimento o bebida muy caliente, las papilas gustativas pierden un poco su función y no eres capaz de comprobar si lo que tomas esta muy bueno o menos…
Bien, el café estaba «ardiendo», pero al enfriarse, era agua teñida y leche tan recalentada que tenía ese sabor a socarrada…, la cantidad…, mejor que fuera escasa, la verdad, porque aquello era un poco como una purga o lavativa…, pero el precio ¡oh el precio! era de cafetería de lujo. Un euro ochenta céntimos por un vasito de papel encerado con aquel líquido…¿cuanto cuesta normalmente un café con leche en las distintas ciudades y como lo sirven?
Ya sé, estaba en el tren, hay que pagar la exclusividad…, pero por favor, un poco de calidad no hace daño a nadie y además evitaría que estuviera escribiendo esto y seguro que la próxima vez, volvería a tomar café. De este modo, creo que no repetiré.