Durante el siglo XX, era de «buen tono» vivir en una casa con portero. Este tenía como misión cuidar el orden y limpieza del patio y alrededores, encender la calefacción, recoger la basura de las viviendas de los pisos…, pero, sobre todo, vigilar quien entraba y salía del edificio. «¿A que piso va? ¿Lo están esperando? Los señores no están, etc. etc.»
A ellos te dirigías cuando tenías que preguntar «vive aquí…» y como eras pequeña, temblabas si te gritaban » no hagas ruido, no puedes subir en el ascensor, etc.», eran una auténtica institución. Tenían una especie de garita en el portal y allí pasaban las horas cumpliendo su misión. La mayoría llevaban uniforme. También vivían en el inmueble aunque su casa no fuera ni muy cómoda, ni muy grande.
Luego la cosa fue degenerando y este empleo paso a ser para mujeres, las porteras, estas limpiaban personalmente, hacían las mismas funciones, no llevaban uniforme y generalmente estaban fuera de la garita, estaban en el portal o en la calle, de cháchara…
A partir de ahí, su prestigio social disminuyo, pasaron a ser algo así como «las voceras» de los dimes y dirites de la calle, los chismorreos, los «¿sabes que…?»
Luego desaparecieron, nadie hacia ya esa función, solamente en edificios muy emblemáticos se mantiene la figura aunque ahora se llame «conserje, jefe de seguridad, etc.», ya no viven en el edificio, son empleados, trabajan con cámaras de seguridad y por supuesto, ya no hacen esas labores de limpieza y basura.
¿quienes hacen ahora la labor de contar los chismes? Eso es un problema….
Todo cambia, todo. En la calle en la que vivo, a pocas puertas de la mía, hay un edificio en el cual hay un portero como Dios manda: si quieres saber algo, debes ir a preguntarle a él… ja, ja 🙂
Besotes, María.
Jajaja…, vamos, de los de antes…, un beso
😉
Hay oficios imprescindibles y otros, irreemplazables (acato la normativa de la RAE aunque prefiero irremplazables). ¿Quién haría la tarea de mantenernos al día con las noticias barriales si se extinguiesen? Aquí existen aún… ¿hasta cuándo?
Aquí, «desde que somos europeos» ( jajaja) hay muy pocos.
Por cierto, al anterior le faltan los besos que envío en éste.
Ya los he recibido, tranquila. Se que vienen siempre. :))
Se echan de menos la verdad…
Tienes razón, pero…, las cosas cambian…
Soy una gran nostálgica, qué le vamos a hacer….
Desde que hemos querido ir matando a las tradiciones para ser «más europeos» las cosas ya no son lo que fueron. El jamón no es tan jamón, el queso no sabe a queso, la fruta sabe a cartón y los porteros eléctricos…
Lo siento, pero a mí me gusta seguir oliendo el papel de un libro viejo. ¿Nostalgia? puede, pero me sabe más a verdadero…
Un abrazo (pero de los de verdad, de los de palmada debajo del cuello…)
Lo cierto es que hemos dejado demasiadas cosas por el camino. Otro brazo.
Como dice Verónica, aquí siguen existiendo. En el edificio de mis padres el portero es amo y señor, y pese a su género, vive en la puerta del edificio de cháchara constante porque tiene, créase o no, ¡ayudante para hacer la limpieza¡
Un saludo para ti.
¡Que lujazo! Eso de tener ayudante de limpieza…., bueno, me alegro de que podáis seguir disfrutando de ellos, lo cierto es que ahora los porteros eléctricos…., pues ya no es lo mismo. Abrazos.
Llegue a conocerlos, (sin uniforme, por cierto), Primero al señor Silvério, años despues, en una nueva casa, a la señora Antonia, q sabia todo de todos, pero era una bellisima persona. En nuestra pequeña ciudad, q veo q compartimos, quedan pocos; donde resido desde hace un lustro, a 70 km si los hay y muchos, pero diretamente la figura ha cambiado y mucho. Quedan pues, como seres entrañables, en nuestro recuerdo. En blog, proximamente, dedicaré un relato con una anecdota precisamente de la señora Antonia. Saludos paisana.
El recuerdo cariñoso a esos personajes que surgieron en nuestras vidas, en cierta forma fueron «personas amarillas» porque nos marcaron de un modo u otro. Saludos.
Uff. Recuerdo al Cato Jaramillo, a Pacho ardita, todos con ese oficio que será reemplazado por cámaras de vigilancia, tarjetas inteligentes y robots con sentires programados para actuar como el saludo del perrito de la casa.
Jajajaja, es El Progreso inhumano amigo. Saludos.