Cuando acaba ya el «Día de la mujer trabajadora» quiero tener un recuerdo lleno de afecto a una persona especial.
Era gentil y amable sin perder un ápice de autoridad, siempre atento pero sabiendo exigir. Era casi perfecto.
En una ocasión me acompaño a hacer unas visitas, habíamos ido con mi coche a una zona un poco alejada y estaba cerrando el maletero. Yo llevaba dos carpetas de tamaño folio, una agenda-libro, un maletín con planos y documentación, un regalo para la persona a la que íbamos a ver, mi bolso…, lo imagináis ¿verdad?
Bien, sin perder un ápice de su educación me dijo:» no le ayudo Maria porque yo habitualmente no la voy a acompañar, lo normal es que usted lo tenga que hacer siempre sola…, tendría que llevar todo eso sin ayuda…, además, piense que si estuviera lloviendo, tambien tendría que llevar un paraguas…»
En aquel momento lo odie con toda mi alma pero tenía razon, me enseño a valerme por mi misma…
¡Gracias Jefe, nunca te olvidare!
Estupenda lección! Me gustó mucho. ¿Y el dibujo?
Era tan especial…
Era gentil y amable sin perder un ápice de autoridad, siempre atento pero sabiendo exigir. Era casi perfecto. Me he visto reflejado 😉
Vaya, pensé que no se notaba tanto…, jajaja. Saludos.
Muy bonita semblanza, y efectivamente, aleccionadora, dentro del cariño y cortesia. Todos los jefes no son así y es bonito recordar a los que sí lo fueron. Bs.
Bueno, ya conté de aquel que se consideraba bueno motivando…, jajaja (ver los segundos)
Menuda suerte amiga, yo no he conocido a ningún jefe ni la mitad que ese hombre…
Un abrazo
Ya comente que era especial y desde luego, ninguno de los que le siguieron fueron iguales ni parecidos (y tuve varios…)
Yo una vez tuve un jefe así… luego ya ninguno fue igual 😉 😉
Besetes…
Si, son poco frecuentes.
Tambien yo guardo un recuerdo especial de un jefe especial… ¡¡caray, somos afortunadas!!