Cuentan que en una ocasión un hombre iba caminando por la playa hablando con Dios, sentía que estaba a su lado y veía como en la arena quedaban las huellas de dos personas caminando juntas.
Le iba contando su vida y sus dudas, sus problemas y sus penas…, de pronto, se volvió y solamente vio en la arena las huellas de una persona y se sorprendió:
- «Dios, mi amigo, ¿ya no me escuchas? ¿te has cansado de mi? ¡¡Me has dejado solo!!
- Entonces escuchó que Dios le decía «¿por qué piensas eso? Estoy contigo».
- «pero ya no caminas a mi lado, tus huellas ya no están en la arena junto a las mías»
«No te confundas mi amigo, solamente hay una huellas porque Yo te he tomado sobre mis hombros».
Esta imagen me recordó el cuento, ¡qué bueno tener unos hombros que puedan llevarte cuando desfalleces!
¡Feliz semana para todos!
Lo leí hace tiempo… ¡¡gracias por recordármelo de nuevo!!
Es una preciosa historia que da ánimos a mi lunes. ¡Feliz semana!
Feliz semana amiga.
Conocía el cuento y me parece precioso. Lo traslado al terreno laico y se puede aplicar también a los buenos amigos.
Besos!
Es un cuento genial! Lo he disfrutado mucho. Un abrazo.
Otro para ti.
Gracias… ❤
Es una bella parábola, gracias por colgarla. besos y rosas
Conocida pero siempre actual. Un abrazo.
Linda historia. Gracias por compartir. Saludos.
Gracias a ti por comentar y bienvenido al blog.