Estoy acudiendo a clases de dibujo, en parte como entrenamiento de mi destreza manual y en parte como entrenamiento «social» ya que me permite relacionarme con otras personas «no sanitarias».
Mi profesor es amable y corrige con equilibrio los fallos que tenemos, pero lo mejor de todo es que «no se guarda ningún as en la manga», enseña sin cortapisas y aplicando los principios de perspectiva, proporciones, etc. e incluso te enseña «trucos» para aplicar los conocimientos.
Temgo en gran maestro.
Buena terapia para quien tanto le gusta dibujar. Un fuerte abrazo.
Tienes razón, las amistades y las aficiones son una buena terapia. Un abrazo.
Me gustan ambos: tu dibujo y…el profesor!
A mí también….
Sólo se puede enseñar a gusto con los mejores amigos-alumnos…aseguro que el mérito no es mío, palabra!…Un abrazo desde Sourmenia, artista!
Bienvenido a Sourmenia…, es un places contar contigo. Un abrazo.
Me resultó muy interesante… Y los profesores siempre tienen razón. :)))
Si además de ser el Profe es un amigo mejor todavía.
Creo que alguna vez te he comentado que he tomado algunos talleres y cursos para, simplemente, conocer gente. Claro, también siempre se aprende algo y a veces lo que ocurre es lo inverso: el taller es tan bueno que uno aprende más que los amigos que hace. Sobre todo cuando uno se encuentra con profesores como el que destacas.
Un abrazo.
Siempre es bueno aprender, de unos: a hacer y de otros: a no hacer nunca. Un saludo.
Me encanta esa filosofía, Tintero; claro que sí. Hay que ponerla en práctica a diario.
Me alegra que te guste…
Me alegra que te guste amigo…
Es muy importante tener un buen maestro, igual de importante es ser un buen alumno, respetuoso y ávido de aprender. De esa unión solo pueden salir cosas buenas. ¡¡ Me encanta el dibujo!!
Gracias Cris, un abrazo.