Estoy leyendo el libro de Virginia Woolf «Una habitación propia». Ya se que murió en 1941, es decir, el siglo pasado y que algunas cosas nos pueden parecer anticuadas pero…, ¡No tanto!
El hecho de que aquella mujer se planteara que para poder tener una vida intelectualmente independiente eran necesarias dos cosas: «Tener dinero y una habitación propia» es increíblemente cierto.
Tener un espacio que no fuera la cocina, el comedor o la sala de estar, sino un espacio donde pudiera trabajar, leer, escribir o dedicarse a sus hobbies (perdón por el anglicismo) sin tener que recogerlos cada vez que se necesitara ese espacio común.
Mi amiga que vive con su madre y un hermano, me comentaba algunas veces que la madre le preguntaba «¿vas a tener extendido el puzzle (o las pinturas, o el cuaderno de dibujo) mucho tiempo?, porque si viene alguien y la casa no esta recogida…»
El problema surgía con las prioridades e intereses. Para su madre era importante tener todo en orden…, ( e incluso justificaba el desorden del hijo porque tenía mucho trabajo) pero para mi amiga, la necesidad de relajarse con actividades lúdicas después de una jornada laboral no le parecía «justificado».
Me encanta el libro que citas, lo he leído en Inglés y en nuestro idioma. Es genial, como lo es tu reflexión y el dibujo que incluyes. Felicitaciones… como siempre. Un beso y feliz día.
Gracias amiga. Un abrazo.
Muy cierta tu reflexión ¡¡y que decisión transmite la mirada del retrato que has dibujado!! Un abrazo.
Gracias Cristina, un abrazo.