Mi viaje en tren Ave discurre sin problemas, los auxiliares de viaje nos facilitan los auriculares. Un viajero pregunta cómo puede conectarse con la wi-fi en el trayecto. «Lo siento señor, en este trayecto no existe la posibilidad de ese servicio». ¿Cómo es posible de que no exista?, me dijeron que debería hacer transbordo de tren y es demasiado no disponer de la red wi-fi. «Caballero, este tren es directo, no deberá hacer transbordo».
El viajero está sentado muy cerca y lo escucho, al principio se muestra «ofendido», después se tranquiliza porque no va a tener la incomodidad de cambiar de tren. (desconocía el trayecto, lo que demostraba su falta de información) ¿A qué extremo hemos llegado de no saber utilizar otros entretenimientos (leer, ver el paisaje, incluso dormitar, ir a la cafetería o charlar con el vecino de asiento) para necesitar los juguetes electrónicos y sentirnos seguros?
Qué nos preocupa, ¿llamar la atención como alguien importante que necesite estar conectado continuamente? ¿Ya no recuerda cómo eran los viajes en tren?
Es muy curioso observar a la gente.
Me encanta el tren tal y como es, mirar por la ventana, dormitar, sentir el movimiento… Lo describes muy bien. Y sí, muchos se lo pierden y con tanta información, se pierden ese wi-fi de la sensibilidad de lo que nos rodea. Muy buena reflexión! Besos.
Gracias amiga. Besos.
Así es, como tú dices: si el viaje en tren es precisamente eso. Y es de los pocos trayectos en que aún puedes disfrutar con el propio viaje.
Él se lo pierde…
Es una pena…, saludos.