Trasmos está el epicentro de un gran número de leyendas bajo el influjo de la montaña más alta del Sistema Ibérico, el Moncayo y el no menos misterioso Monasterio de Veruela donde Gustavo Adolfo Bécquer, escritor romántico, vivió para curar su tuberculosis y escribir «Cartas desde mi celda» y bastantes leyendas.
Ya conocía la leyenda negra de Trasmoz y en 1863 escribió: «Los sábados, después de que la campana de la iglesia dejaba oír el toque de las ánimas, unas sonando panderos y otras, añafiles y castañuela, y todas a caballo sobre escobas, los habitantes de Trasmoz veían pasar una banda de viejas, espesas como las grullas, que iban a celebrar sus endiablados ritos a la sombra de los muros de la ruinosa atalaya que corona la cumbre del monte».
Una de las historias que se cuenta sobre Trasmoz es que un sacristán de Tarazona ( provincia de Zaragoza) fabricaba moneda falsa y así evitaba las visitas de curiosos para su negocio. Sin embargo, la presencia de brujas ha quedado documentada en antiguos legajos.
Pero no todas las brujas eran malas, la «tía Galga» y su hija son recordadas con cariño porque daban solución a muchos problemas de salud aplicando remedios con plantas.
En Trasmoz se respeta la tradición del Día de las ánimas, donde se dice que es necesario encender una vela por cada uno de sus muertos dentro de una calabazas agujereadas y que se colocan en el camino, parece que esta tradición se remonta a tiempo celtas (no tiene nada que ver con el «Halloween» importado de EE.UU) y se completan con rezos y toques de campana. Alrededor de esta tradición se ha originado «La luz de las ánimas» que se celebra el primero de noviembre.
Qué interesante leyenda, lugar, historia… Me ha encantado y mucho mucho el dibujo. Un abrazo y feliz fin de semana.
Muchas gracias. Feliz domingo.