A veces tenemos la impresión de que existe una «mano negra» que impide que las cosas salgan bien según nuestros deseos, claro, y buscamos explicaciones del por qué ha pasado. Perdimos el autobús…, se hizo una carrera en una media…, no encontramos aparcamiento…, etc. y decimos «todo nos sale mal».
Está claro que es nuestra interpretación la que nos hace valorar las cosas como positivas o negativos y aquello que en un momento de buen humos no nos supone ningún problema, de pronto, todo lo magnificamos y lo consideramos como una «ofensa personal hacia nosotros mismos».

Las hechos suceden, «no me suceden a mí porque me tienen manía,» hay que evitar pensar de esa manera tan «ombliguista» que nos conduce a pensamientos tan poco lógicos. Parece que no seamos dueños de nuestras propias decisiones y que todo sea un «conjuro negativo» para impedirnos vivir plenamente y con libertad nuestra propia vida.
Cuántas verdades… Totalmente de acuerdo y lo mejor es pensar en colores, como los que hoy nos regalas. Gracias. Besos.
Gracias a ti, un abrazo.
Otra entrada en la que estamos de acuerdo en un todo. Yo detesto (perdón por el término, pero me gusta usar términos que no dejen lugar a dudas acerca de lo que pienso, aunque a veces suenen demasiado terminantes) detesto, decía, a esas personas que hacen que todo pase por ellos; sobre todo, claro, lo malo. ¿Realmente creerán que al universo le importan algo? Tengo la sensación de que esas personas leen dos cartelitos de Facebook y creen que ya están filosofando…
A veces las cosas pasan porque sí y eso es todo. Reconocer nuestra nimiedad es un acto de madurez.
Un abrazo.
¡Qué razón tienes! el mundo es indiferente a nuestros cuitas, así que hay que acostumbrarse a que no le importemos (al mundo) nada de nada. Un abrazo.