Los cuentos, eras pequeñas historias que nos contaron cuando éramos niñas y que recordamos con cariño…, y seguimos contándolas de generación en generación. Mi pequeña no se podía ir a la cama sin su historia y a veces, me pedía un cuento en concreto.

El problema era que yo tenía una imaginación bastante desbordante y que me los inventada la mayoría de las veces. Así que cuando me pedía el de X…, yo no recordaba el cuento y le decía «cómo era lo siguiente, ayúdame a contarlo» porque claro, no podía decir que esas historias eran de mi invención…, eran «un puro cuento»…, pero la atención que ponía en cada detalle del relato compensaba y alimentaba su imaginación.
Quizás habría hecho bien guardando un registro para no olvidarlas…, pero cuando llegaba a casa después de una jornada de reuniones con varias personas, lo último que se me ocurría, era escribir las historias. Quizás por eso soy «una cuentista».
Es curioso, visto así yo también soy un cuentista. Me ha sucedido lo mismo. Abrazos.
Imaginación no noa falta…, saludos.
Aquellos cuentos… como los de Calleja, pero me identifico con lo que dices porque yo también siempre terminaba el cuento de otra manera… Linda ilustración… Un abrazo.
Menos mall, creía que yo era sola, pero también Carlos Montalleri es de la misma pinión. Gracias por el piropo del dibujo. Abrazos.
Muy bonito este escrito. Me gusta…
Gracias…, un abrazo.
Poner al inmenso cerebro a crear es el mejor sentimiento del mundo. Muy bueno. Yo también escribo, te invito a leerme
Gracias. Saludos.
Sin duda, compartimos anécdotas de tiempos pretéritos. Pero eso no debe ser extraño, seguramente ese constante inventar ya señalaba ciertas características creativas nuestras ¿no?
Ya veníamos perfilados desde pequeños…
Un abrazo.
Toda la razón.
Creo que en la actualidad se prescinde de muchas cosas creativas en detrimento de las «intelectuales», pero no hay que olvidad que una de las características de la inteligencia es la creatividad, así que flaco favor a los «cerebros»
Visto así qué bonito ser cuentista 😊
Hay que mirar la parte buena…, saludos.