Es curioso como podemos llegar a recordar cosas muy nimias y sin embargo, se nos escapan otras más relevantes. Se dice que los recuerdos tienen los tintes de las emociones, recordamos mejor aquello que nos impactó emocionalmente.

Pero la memoria es «la gran mentirosa», recordamos algunas anécdotas que nos contaron pero ¿recordamos la anécdota en sí, o lo que nos contaron sobre ella? Por otro lado, cuando cuentas alguno de tus recuerdos…, ¿añades, modificar, evitas algún detalle?
No digo que eso se haga de mala fe, pero se hace. Lógicamente alguien te dice «yo lo recuerdo exactamente» pero «aquello» era su versión con la tonalidad emocional que lo acompañaba…
Pero como siempre es muy bueno tener memoria, recordar sitios, dalos, anécdotas, no nos exigimos demasiada veracidad, simplemente, «lo contamos» y somos felices.
Cuando no tenemos memoria, la sonrisa se estropea… Me ha encantado leerte. Besos.
Gracias amiga. Un abrazo.