He oído decir que: » los occidentales tenemos el reloj y los orientales el tiempo» y tal vez no le falte razón a esa expresión porque a veces, nuestra vida es tan acelerada que no nos paramos a respirar, a escucharnos a nosotros mismos, a valorar aquello que realmente es importante.
Es cierto que nos alteramos cuando alguien se toma su tiempo ( que a nosotros nos parece excesivo) para realizar tareas que no resultan demasiado complejas, pero ¿quién mide el valor de ese tiempo subjetivo?, ¿el que vive acelerado…, el que tienen «mil cosas que hacer…,» el que toma la vida con tranquilidad…, el que se para a admirar la luna…?
Una cosa diferente es que alguien juegue con nuestro tiempo, que pretenda decidir por nosotros lo que tenemos o debemos hacer y cuando hacerlo. A veces pasa…, unas veces por ceder a la presión emocional, otras por una «obligación moral difusa», otras porque nos sentimos obligados socialmente…, y eso es muy frustrante porque «otros» nos han impedido elegir, ejercer nuestra libertad. Han decidido por nosotros que nuestras actividades, aficiones o tareas no son necesarias ni importantes.
Esa muy interesante lo que expones aquí, ¡cuántas veces nos preguntamos estas cosas!
Me ha encantado leerte, me haces reflexionar.
Gracias…, a veces nos olvidamos de «el tiempo—«. Un abrazo.
Muy buena reflexión, como siempre. Ya los relojes como que no se usan… y el tiempo lo empleamos con mucha prisa, lo aceleramos como muy bien dices. Como siempre muy buena exposición. Un placer leerte, siempre. Besos.
Mil gracias amiga, un placer contar contigo en mi blog.Un abrazo.