Aunque Lucio Anneo Séneca dijera que «por mucho que las personas viajaran, no dejaban de estar con ellas mismas», no estoy demasiado de acuerdo con el filósofo estoico, claro que yo no soy ni lo uno ni lo otro. Opino que el hecho de viajar, de conocer otros lugares, costumbres y culturas nos enriquece, pero por supuesto, que hay que ir con la mente abierta y dispuestos a dejarnos «ganar» por lo diferente.
Recuerdo una anécdota que escuché hace unos días. Estábamos hablando de la visita a Florencia. «Nosotros no hemos estado en Florencia» me repuso mi amiga. «Sí, el Arno sobre el Ponte Vequio, la Plaza de la Señoría, el David de Miguel Angel (y fui recitando lugares de la ciudad). «Es donde te compraste aquellos calcetines rojos de lana porque tenías frío…», «Ah, sí, claro, ya me acuerdo …» Vamos, que la anécdota de los calcetines rojos eclipsó todas las bellezas de la ciudad, sus monumentos, su historia…
A veces, viajamos para poner el «√» de visto», «√ «ya está hecho, o porque así podemos poner en nuestras redes sociales las fotografías «yo estuve aquí»…, pero ¿me enteré de dónde estaba, de cómo era su gente, de…? Nos volvemos superficiales y consumidores obsesivos de distancias, viajes, tours y cruceros.
Quizás Séneca tenía razón.
Muy verdadero lo que dices. También lo que dijo Séneca. Lo importante es viajar y dejar entrar en tu alma lo que ves, lo que experimentas al saber que no dejas de ser uno más en lo inmenso. Gracias por tus reflexiones, me convencen siempre. Un beso y mi cariño.
Gracia Julie, simplemente me veo reflejada en el día a día de esta sociedad que nos está tocando vivir. Un abrazo
De allí la necesidad de saber distinguir entre el turista y el viajero. El primero sólo va a tomarse la clásica foto y de antemano (a veces con meses de anticipación) sabe dónde dormirá y dónde comerá y qué sitios visitará… El segundo, en cambio; se pierde en la ciudad (o el sitio) que visita e intentará conocer de primera mano todo lo que lo rodea. Tenemos que ser, siempre, viajeros; porque ése y no otro es, también, el sentido de la vida.
Un abrazo.
Estamos de acuerdo muchacho. Un abrazo.