Esta bendita tierra se tiene mucha retranca, no es intención disimulada en la que queremos ocultar nuestra opinión, no, cuando decimos algo con claridad resulta tan claro que no cabe la menos duda y no por eso ofendemos a nadie.
Hay una jota muy gráfica que dice: «Qué sería de un baturro. sin la cabecica atada, si llevándolo atadica, dice las cosas tan claras».
Aquí no somos tan diplomáticos como los franceses que llaman a los suegros: beau-père o beau-mère, a los cuñados: beau-frère o beau-soeur, aquí las cosas claras, que no dejen duda… La familia está compuesta por miembros de la misma sangre y cuando se quiere decir que son «familia política», aquí decimos que son «de la parte de fuera».

Eso no se dice con mala intención, sino simplemente por costumbre. De hecho, se dice «la joven o el joven de casa nuestra» refiriéndose a la nuera o al yerno. Son expresiones que se siguen usando y demuestran esa pertenencia o cariño hacia la familia política, o decir «mis consuegros», no los suegros de mi hijo o de mi hija, son algo más tuyos.
Cada zona tiene sus costumbres. En la imagen, los abuelos están sentados y de pié están «el heréu, la joven (de casa nuestra) y el «joven» casado con la otra hija.