Mi amigo me sorprende con frecuencia y hoy lo ha hecho otra vez. Me ha contado un cuento que no conocía o no recordaba y que tiene, como todos los cuentos, su moraleja. Se titula «la luciérnaga y la serpiente».
Cuentan que un tarde de verano una luciérnaga volaba distraída mientras regresaba a su casa, pero una serpiente hambrienta y aburrida se puso a perseguirla con saña y por poco consigue morderla. La luciérnaga se ocultaba entre las hojas, pero después de tres, agotada y cansada de tanta persecución por parte de la serpiente, decidió dejarse comer pero antes de ello, le dijo a la serpiente: «Persona que te moleste, pero puedo hacerte tres preguntas.»
No es mi costumbre contestar a preguntas, pero como te voy a comer, puedes hacerlas
1.- ¿Tú, te alimentas con luciérnagas?, .No, No, que va.
2.- ¿Yo te hice algún mal? Pues no, ninguno
3.- Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?… la serpiente enrojeció de repente y al no encontrar alguna respuesta lógica dijo: Porque NO soporto verte brillar.
Algunas veces te preguntas por qué te han atacado si tú no has hecho nada malo…, la respuesta es muy sencilla.