Se fue una gran artista y una gran persona. Siempre pensando en cómo ayudar a los demás aunque a ella no le sobrara la vitalidad. En los años en que la conocí tenía problemas de salud. Realmente, ella no comentaba nada, pero las emociones (era segunda vitalidad que nos acompaña como otra piel) le estaban pasando factura.
Montó una exposición de acuarelas para ayudar a los niños de Etiopía, era todo corazón. Pintaba con una soltura, con una visión de la obra y los espacios que me dejaba asombrada. Yo que necesitaba varios días para centrarme…
Estaba pendiente de todos, se ofrecía sin ser pesada…, cuando yo comentaba que tenía demasiadas tareas en mi agenda, me decía: «¿por qué no lees en francés? te dará fluidez… y te ahorrará tiempo en los desplazamientos…»
Esta no es una obra suya (qué más quisiera yo) pero es un homenaje y sé que ahora está en un sitio mejor donde no hay problemas ni penas y brilla la luz.
Su discreción y su saber estar nos ha dejado huella.
Descanse en Paz.
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Que descanse en paz, Virginia, dejó su creatividad y ese recuerdo en tu memoria. Hermoso. Mi abrazo para ti y mi sentimiento… «Cuando un amigo se va…