Me encanta esta frase: «Los frutos que maduran en otoño son los más duraderos» es de Leeuwenhoek, el primer observador de los microbios. Dedico su vida a la observación de la vida microscópica, el mismo se hacía sus lentes…, a sus 85 años se consideraba en el otoño de su vida ¡todavía!
Creo que todas las estaciones de año tienen su encanto, aunque siempre hemos asociado el otoño con la tristeza, la falta de luz, el declive…, sin embargo, esta demostrado que muchos artistas, científicos, eruditos…, dan sus mejores obras en la madurez. ¿Conocéis a algún Premio Nobel de 20 años?
Isabel me decía: » ya ves, mi libro de poemas es de una sexagenaria», ¡¡olé su valor…, su sabiduría… y su arte…!! Otra amiga comentaba que para algunas tareas como ser moderadora de un Café Literario, o de charlas sobre experiencias vitales, «hay que tener un poso, un recorrido vital y humano que muchas veces, no se tiene todavía en la juventud».
Recuerdo cuando a J. Luis Sampedro lo jubilaron, decía que el se seguía encontrando en plenas facultades para seguir estudiando, comunicando, escribiendo…
En las culturas orientales se respeta a los ancianos como personas que tienen sabiduría, conocimientos (aunque también es cierto que anciano no es siempre sinónimo de sabio) y esta claro que siempre podemos aprender de todo y de todos independientemente de la edad que tengamos porque en el fondo, todo es cuestión de actitud.
Seguramente es una mano de otoño la que has dibujado… A mi me encanta el otoño, su color amarillo expresa la sabiduría del atardecer y también del amanecer, que se parecen tanto la infancia y la ancianidad como diría Erasmo en el Elogio de la Locura… Me ha encantado leerte Tintero, siempre le das ese toque filosófico que nos adentra en la delicia de las cosas. Te mando un abrazo y te deseo feliz domingo. Besos.
Gracias Julie, un abrazo.
Tendemos, como sociedad occidental, a despreciar a los mayores y hacerlos a un lado como trastos. Sin embargo,a veces encontramos una gran vitalidad en la gente de mayor edad. Asociamos características (pienso en las duplas vital – joven, sabiduría – vejez) que no siempre se cumplen. Me hiciste recordar este texto de Gibran
«Rostros – (Khalil Gibran, “El Loco”)
He visto un rostro con mil semblantes,como si estuviera contenido en un molde inmutable.
He visto un rostro cuyo brillo podía ver a través de la fealdad, y un rostro cuyo brillo tuve que apartar para ver cuan hermosos era en verdad.
He visto un rostro lleno de arrugas de la nada, y un rostro lozano en el que estaban grabadas todas las cosas.
Conozco todos los rostros, porque los veo a través de la urdimbre que mis ojos van tejiendo y miro la realidad que está detrás de ellos de los tejidos.»
Un gran (grane grande extra large) abrazo.
Vale, parece que leemos a los mismos autores…., un abrazo desde aquí hasta…. donde tu quieras.
María, me gusta especialmente esta entrada de hoy. A mí me fascina el otoño, no veo en él nada triste si no todo lo contrario. En esta estación de año la luz es muy especial y los colores de la naturaleza son maravillosos. Tú, como pintora, lo tienes que saber muy bien.
Isabel, efectivamente, es un otoño iluminado con una luz de atardecida. Gracias mil por tus palabras.
Un fuerte abrazo y feliz semana.
Bendito sea el otoño productivo. Un abrazo.
Muchas gracias por el piropo.
Hoy el día ayuda a sentirse cobijada por las bondades de esta recién estrenada estaicón.
Me gusta mucho la poesía, pero yo ando al revés con las estaciones. Escribía mucho cuando era adolescente, menos cuando fui madurando, y apenas nada hoy en día… ¡¡Será cuestión de dejar que el otoño me inspire!!
Seguro que lo hace, además tu escribes poesia con el pincel. Un abrazo.