A veces nos dejamos arrastrar por la melancolía y nos parece que no importamos a nadie o que nadie nos quiere …, es ese «bajón emocional» que nos pilla por sorpresa y que nos deja con el corazón «en los huesos» como decía Joaquín Sabina en su canción.
No soy una excepción a los efectos de la melancolía , pero siempre hay algo que me hace cambiar el chip. Una llamada…, un mensaje…, una folografia que aparece en un libro y que estaba ahí esperándonos como olvidada…, una camiseta pintada el verano anterior…, y recordamos que «estábamos con…, hacía calor o empezó a llover…, etc.»
Ya estamos otra vez «up», sin ningún problema, porque si nos miráramos al espejo, nos daríamos cuenta de que estamos sonriendo.
Son esos encuentros que surgen sin esperar, están ahí para decirnos ¡adelante! ¿De qué te puedes quejar si lo tienes todo?
Hoy ha sido un día de «encuentros» y quiero contarlo o compartirlo porque siempre hay razones para sonreir. Personas que nos han dado su tiempo, su atención o su cariño.
A todos, ¡Gracias! .
No resulta difícil dedicarte una sonrisa. La mereces.
Un abrazo grande.
Gracias amiga. Un beso.