No soy Diógenes ni me va la pobreza extrema, pero es curioso la cantidad de cosas que podemos acumular en nuestra vida todos los días. Mi padre, hombre sabio y de buenas costumbres, decía que todos los días traemos algo a casa, aunque solo sea el periódico. No le saltaba razón porque está claro que las cosas no las posees, son ellas las que te tienen, te poseen.
Ese afán de acumular resulta un poco enfermizo, porque nos hace tener miedo de perderlas. Aunque levemos meses e incluso años sin acordarnos de que existían, las teníamos «por ahí» y de pronto, en algún rincón del armario las descubrimos…. Algunas ya han perdido su utilidad o se han quedado obsoletas, o ya no nos sirven…, entonces ¿para que tenemos eso?
No soy demasiado «manirrota», posiblemente porque en estos tiempos no tenemos demasiado claro cuales son o van a ser nuestras necesidades, pero el dinero nos hace desconfiados y temerosos…, dice Facundo Cabral «no estamos deprimidos, estamos desocupados», nos olvidamos de estar con las personas, con los amigos, de ofrecerles nuestra ayuda…, nos encerramos en nuestra casa que es como un bunker donde solo tenemos tiempo y sitio para nosotros y nuestras cosas…
No necesitamos tantas cosas para vivir, los ordenadores…, los teléfonos de última generación…, el lujo…, los coches…, solo necesitamos «estar vivos». Malos tiempos para la generosidad y la solidaridad.
Muy de acuerdo con todo lo que expresas… También con Facundo Cabral… Tenemos muchas cosas y muy poca alegría con lo que nos rodea. Mi abrazo fuerte.